Daniel De Simone es un fotógrafo argentino que atravesó dos procesos migratorios: Brasil primero y Alemania después. En esta nueva nota de SOMOS BERLÍN PRESENTA te compartimos la experiencia y la ruta que atravesó en formación, kilómetros y fotografía.

¿Cómo describirías tu pasión por la fotografía?
La fotografía es un microsegundo de éxtasis que, en mi caso, tiene efectos terapéuticos. Es frecuente que salga de casa medio bajoneado y, después de un recorrido fotográfico, regrese animado. Esto sucede a nivel personal. A nivel profesional, siempre es un descubrimiento de nuevas personas y desafíos. En realidad no sacas fotos, sino que la cámara revela un lado íntimo tuyo, que lo hace público.
¿Cuándo y de qué modo recuerdas el nacimiento de tu interés por esta disciplina?
En realidad, mi pasión comenzó por el cine. Experimenté más como hobby durante los 90 con algunas mini cámaras (cámaras analógicas). Solo en el año 2000, viviendo en Sao Paulo, comencé a pensar en las posibilidades reales de este arte. Compré una cámara digital y, posteriormente, hice un curso en Riguardare, en Sao Paulo, una de las mejores escuelas de Brasil.
Trabajas en medios audiovisuales desde hace 30 años, ¿cómo fueron tus años de formación y qué puedes decir sobre este recorrido?
Estudié cine en la Escuela Panamericana de Arte y en la Escuela de Avellaneda, en Argentina. Mi primer trabajo fue como camarógrafo en Cablevisión, en los 80…Y, desde ese momento, nunca dejé de hacer trabajos vinculados con medios audiovisuales. En 1990 tuve mi propia productora de video, donde realizábamos programas de tv, video-clips, publicidades…Particularmente interesante fue la creación de clips para bandas, porque significó un gran placer y crecimiento. Trabajamos con una gran cantidad de bandas de diversos géneros.
Las políticas económicas del país comenzaron a empeorar la situación, y resolví emigrar a Sao Paulo, Brasil. Allí trabajé en Productoras y canales de televisión. Mi llegada a Brasil no fue fácil. Nadie me conocía. Entonces, resolví realizar un Portfolio en VHS de 15 min, ya que eran tiempos sin internet. Armé un plan y visité personalmente 50 agencias de publicidad y productoras. El hecho es que hubo todo de tipo de respuestas: amigables, frías y odiosas…Y de esas 50, fui contratado por 2. El ambiente publicitario en Sao Paulo es realmente poderoso, y los presupuestos, mucho mayores. Hice campañas publicitarias, políticas. En 2012, resolví emigrar a Berlín, buscando diferentes posibilidades artísticas y nuevos horizontes.
En tu fotografía buscas transmitir emociones o sugerir puntos de vista que representen algún mensaje, ¿de qué modo intentas lograrlo? ¿Qué otras ópticas te interesa abordar?
Se trata de vincularte emocionalmente con lo que ves a través de la lente. Solo eso. Existe un momento de emoción fuerte antes del clic, un congelamiento durante el clic, y otra emoción fuerte después del clic. En esas milésimas de segundo intento dejarme llevar por esas sensaciones que son las que, en definitiva, generan tu mensaje, mezclando lo consciente con lo inconsciente. Me interesa mostrar situaciones que reflejen la fragilidad y lo pasajero del ser humano. Pretendo ser optimista, pero no siempre lo logro.
¿Qué influencia tiene Argentina, tu país de origen, en tu fotografía?
Argentina es un gran exportador de rabias y miedos. Cuando vives en el exterior, apaciguas la rabia, y buscas vencer los miedos. La fotografía, sin embargo, es un canal fascinante donde no puedes apaciguar nada, ya que todas las emociones surgen en estado salvaje.
Desde hace 10 años te dedicas específicamente a fotografía, indagando la vida cotidiana, aunque también algunas composiciones más abstractas. ¿Qué buscas mostrar de lo abstracto? Y, en este sentido, ¿qué otras formas de la vida diaria te gustan experimentar?
Me interesa jugar con las texturas. Me atrae especialmente la fotografía en blanco y negro, donde las formas adquieren mucho más dramatismo. Es interesante observar cómo la foto en color es “dispersiva”, mientras que la foto y blanco y negro te invita a la contemplación. Me interesa la relación del ser humano con su entorno, me interesa la gente vital y apasionada.
Hablemos de Berlín: ¿cómo te va tratando la ciudad? ¿Hace cuánto tiempo vives aquí?
Vivo hace 7 años aquí. Berlín me trata muy bien, pero lamentablemente está dejando de ser aquel lugar soñado de experimentación, para dar lugar a un capitalismo muy burdo, a un consumismo exacerbado, como en otros lugares del mundo. Sin embargo, siento que todavía resiste. Hay que buscar alternativas, pensar la vida más allá del consumo y del capitalismo, porque todo está llevando a una vida demasiado robotizada. En este sentido, el arte es la mejor manera (tal vez la única) de hacer frente a esto.
Por otra parte, ¿qué lugares te gusta frecuentar y explorar? ¿Qué aprendizajes te da Berlín?
Berlín, a pesar de los cambios que mencioné arriba, sigue siendo una ciudad abierta y muy cosmopolita. En ese sentido, yo exploro mucho más a las personas, que a los lugares físicos. No me interesa un frío paisaje. A veces, utilizo los lugares para enfatizar algún comportamiento humano. O viceversa. La idea es combinar estos elementos. Eso me resulta fascinante.
¿Proyectos a futuro?
Seguir fotografiando, como terapia personal. Seguir trabajando como profesional de la foto y del video.Además, tengo en vista algunas exposiciones en Berlín. Y un proyecto teatral, con apoyo de foto/video.

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